Dos meses de nuestro gran día. Dos meses que he necesitado para recuperarme casi! Y es que fue un día lleno de emociones, bailoteo, risas, indescriptible en realidad.
Deseaba enseñaros como había ido todo, foto a foto, y si… estáis a punto de ver un resumen de 99 fotografías (lo siento, no he podido resistirme). No sabría ni por donde empezar, si por los preparativos previos que gracias a Creative & Love fueron más llevaderos, si os explico el ajetreo de la última semana, si os cuento que fui a recoger el vestido y con los nervios se me fue la cabeza y me fui sin él, o directamente paso al gran día que es dónde se ve realmente el resultado.
Muchos conocéis ya el stories de instagram en el que “Lola, se ve tu amiga mojando el donut en el gin-tonic”, por lo tanto podéis imaginar que fue todo de lujo, pero para los que no, os cuento como fue todo de principio a fin.
Dos de diciembre, el día más frío de todo el año. Sólo con deciros que el día anterior cayeron copitos de nieve os podéis hacer una idea. ¿Quería boda frozen? ¡Pues toma frozen!
Ya a las 8 de la mañana estábamos mis amigas y yo preparándonos, entre risas y sorpresitas varias, maquillándonos y peinándonos en plan película americana total. Me gustaría decir lo que sentí al ponerme el vestido, pero solo recuerdo estar riendo, relajada, como si la cosa no fuese conmigo.
Mega foto pinterest que le digo yo, con mi precioso vestido de special novias de Palamós
Mis chicas
Mi velo rosa, regalo de Davinia y Cristian, unos bomboncitos que se casaron en 2016 y pude fotografiar su gran día.
Mi madre y yo prometiendo que no vamos a llorar
Aquí estamos todas radiantes gracias a Peinarte y Única estilistes que se pegaron un buen madrugón para dejarnos así de bonitas.
Y llegó uno de los momentos más esperados durante los preparativos. La entrega del ramo. Realmente lo estaba esperando con impaciencia, no solo por ver el ramo que aún no sabía ni como era, si no para ver la cara a Fran y Jose, que sabía de hacía un rato que estaban merodeando por la zona y no podía esperar más. De verdad, no pude escoger a mejores padrinos.
A todo esto, se me ha pasado deciros que el lugar escogido para la celebración fue el Castell de Caramany, en Corçà.
Este es el espacio dónde decidimos celebrar la ceremonia, con la decoración floral de Giberts, que fue simplemente una maravilla. Mirase hacia donde mirase habían flores y colores dorados, tal y como lo había soñado.
Y por fin, llegó el gran momento.
Días antes de la boda entraba en pánico cuando pensaba en la entrada a la ceremonia. Todo el mundo me iba a mirar y yo sufría por si me tropezaba, me pisaba el vestido o me caía rodando por las escaleras. Nada, no os preocupéis, no pasó nada de eso. Bajé las escaleras cual princesita de cuento Disney (o eso creo)…
El primer momento en el que vi a mi futuro marido pensé ”uau! estamos aquí a punto de dar el Si,Quiero!” y no os voy a mentir, llegados a este punto se me saltan ahora mismo las lagrimillas delante del ordenador al recordarlo.
Cogida del brazo de mi padre, Tu Música Events tocando de fondo, nosotros avanzando lentamente que me parecía por un lado rapidísimo y por otro una eternidad. No os puedo contar mucho más, ya que quienes lo habéis vivido sabéis de que hablo, y los que viviréis este momento próximamente veréis que es difícil de describir con palabras.
Momentos de lloro-risa
Otra foto “pinterest” de esas que me gustan
Nuestro “libro de firmas”
Creo de del aperitivo impresionante que preparó Sao Catering solo probé el sushi, y es que no tenía hambre ¡YO, SIN HAMBRE, INCREIBLE! No se si eran los nervios, la emoción, las ganas de hablar con todo el mundo… Menos mal que disfruté en la prueba del menú jaja
Como podéis ver, parte de la temática eran los donuts. El marquito que veis es una lámina que me hizo La Que Pinta para todas las parejas que estamos deseando que se casen. Es una artista como la copa de un pino.
Del lettering se encargó Andrea, que tanto te hace fotografías (photografeel bodas), como que te monta un bullet journal (planners and tea), o te hace de Dama de Honor. ¿Se puede ser más apañá?
Oh casi se me olvida, ¿he dicho que la temática eran donuts? Pues añadid también el Jack Daniel’s. No podía faltar ya que Helder es coleccionista de esta marca, y para hacer un guiño decidimos hacer una cata.
Soy pesada, pero muero de amor con la decoración. ¡Árboles en las mesas!
¿Cuantos fotógrafos vinieron de invitados?
Algunos seguro que los conocéis 😉
Dejamos distintos detalles en las mesas, fotografías de algunos invitados con nosotros de hace mil años, pajaritas para los Caballeros de Honor, pulseras para las Damas de Honor y muchas cositas más.
El detalle para todos los invitados fue un donativo que hicimos al refugio de animales de la Fundación Trifolium.
Laura Chacón, la encargada de realizar las fotos, sin presión… jajaja
Una de mis partes favoritas, el panel de Donuts. 250 donuts que nos preparó Dulce Pikika, y solo sobraron 3…
Además de un montón de postres, entre ellos cupcakes de, como no, Jack Daniel’s.
¡Omitid mi cara por favor! Llegó el momento de dar el ramo. No sabía como hacerlo. Si dar vueltas hasta llegar al asiento (soy tan poco disimulada que sabría antes de salir que era para ella), si dar un discurso (me pasé el día hablando… así que no quería hacerme más pesada), pues hagamos un Quien es Quien. Todas las chicas de pie, que se sienten las casadas, que se sienten las rubias, y así hasta conseguir que quedase ELLA.
Mi Sarita, mi compañera y mi amiga. Juntas desde ni me acuerdo (me faltan dedos en la mano para contar los años), con la que he crecido profesionalmente y como persona. Solo podría ser para ella. La verdad es que hace años que pensaba que mi ramo de novia el día que me casase sería suyo, solo hacía falta que no se casase antes que yo.
MISIÓN CUMPLIDA
Y llegó el momento de… ¡Repartir los postres!
No queríamos llenarnos de nata, chocolate o vete a saber, así que nos pusimos nuestros delantales y adelante.
Había soñado mucho con este momento. Que discurso dar, que música escoger… y tengo que decir que el resto de la boda fue mejor de lo que esperaba, pero este momento fue tal cual lo había soñado y planeado. Eso me hizo poner la piel de gallina, aguantarme la lagrimilla ya que repartir donuts con llorera no era lo ideal, y sigue siendo el momento en el cual, si cierro los ojos, lo revivo como si hiciese 5min que pasó.
El baile, ese baile que llevávamos ensayando desde agosto, y que a 3 semanas de la boda decido cambiarlo. Tanto la coreo como la canción, para añadir más estrés y eso… Cabe decir que a pesar de haberlo ensayado dos veces nos salió bastante bien, o eso creo, porque a esas horas ya no sabía lo que era bailar bien o bailar mal.
Os enlazo el video que nos hicieron FlipFrame para promocionar el increíble photocall que pusimos durante el baile. No dejó a nadie indiferente.
Y hasta aquí el resumen del gran día. Siento todo el tostón, pero no se me da muy bien ni resumir, ni explicar por orden un día completo ya que me muevo más por las emociones y los recuerdos que por un timing estricto.
Puedo asegurar que fue el mejor día de mi vida, que nunca antes había reído y llorado tanto. Lo disfruté cada segundo, y aunque pasa volando, tengo las fotos para revivirlo una y otra vez. Gracias a Laura Chacón y a Marie Marry Me por capturar todos los recuerdos.
Próximamente os compartiré el video 🙂